viernes, 11 de marzo de 2011

ESTAMOS DE VUELTA (¿Por qué volvemos?)

¿Nicolás Cabré volvió con Floppy Torrente? ¿Y Fito Páez con la Roth? No, Fito volvió con la Ricci. Pero, antes, estuvo con Celeste Cid, después de que ella no había querido volver con Emmanuel Horvilleur, el pibe que se juntó con Dante Spinetta para volver con Illia Kuryaki este año, que la Argentina-rock está libre de regresos.

Volver es uno de las revelaciones más claras del paso del tiempo. Palermo y Riquelme volvieron a Boca, Almeyda y Carrizo a River, el mellizo Barros Schelotto se calzó de nuevo la camiseta de Gimnasia, Verón hace rato que volvió a Estudiantes y los de Independiente sueñan con el regreso de Agüero.

En la música, también volvieron Serú Girán, Los Fabulosos Cadillacs, Soda Stereo, The Police y hasta los Rolling Stones. En Colombia, regresaron los Aterciopelados y Los Caifanes mexicanos acaban de anunciar su retorno. Y, para aquellos que creen que los Beatles no vuelven porque quedan dos de cuatro, volvieron The Doors sin Jim Morrison, Queen sin Freddy Mercury, Sex Pistols sin Sid Vicius e INXS sin Michael Hutchence.

Eso sí, así les fue. En TV, Natalia Oreiro volvió a hacer dupla romántica con Facundo Arana, el Canal 13 volvió con una novela de venganzas y Telefé con una comedia de los Ortega. Para el deleite de Rial y Canosa, la Süller no se cansa de repetir que, a pesar de todo, volvería con Soldán; La Chiqui vuelve desde hace 60 años, Bailando por un sueño de Tinelli volvió como mil y Matías Alé volvió con su mamá. Y aquí -dicen los freudianos-, es donde radica toda la permanente nostalgia por volver.

Al no poder preguntarle a mi psicólogo (porque no tengo) a qué se debe esa continua melancolía, llamé a mi amiga psicóloga (que sí tengo) y le pregunté sobre la razón de esta especie de resorte permanente. Bettiquí, entre pasmada y divertida por mis consultas siempre desbordadas de curiosidad periodística y pretendido análisis sociológico, respondió con paciencia y claridad: “para el psicoanálisis, el volver es una forma de resolver temas pendientes y recrea, según Freud, el anhelo primario de volver al útero materno”, me contestó.

¿Regresar al útero materno? Eso estaría bien para mí, que soy sietemesina, pero, a priori, un útero se me representa como un lugar un poco incómodo a esta altura de mi vida.

Pero Bettiquí, me explicó que, cuando la gente tiene cosas pendientes, “siempre quiere volver porque existe, en cada uno, la compulsión a la repetición, que es una necesidad de regresión, de volver a algo anterior”. Pero, ¿por qué volver para resolver y no avanzar para superar?, consulté. “Porque ir para atrás para resolver, es ya ir para adelante... muchas veces, no se puede avanzar si no se revisan cosas pasadas”, concluyó Bettiquí.

Trasladando esto a los casos anteriores, sería como regresar para, “esta vez sí”, no cometer errores. Y, entonces, al regresar, ¿estaremos forjando un nuevo presente con situaciones que, en el pasado, quedaron pendientes para el futuro?

Mientras planteaba este trabalenguas a Bettiquí, su paciente -cuya terapia había quedado interrumpida por mi llamado- pulsó el ‘manos libres’ del teléfono y me sugirió: “Se equivoca la gente que quiere volver, porque quiere volver a un pasado que recuerda a medias, por eso es un error volver. Habría que cerrar conflictos desde el presente y no transitarlos nuevamente”.

– ¿Quién habla? – pregunté. “La dueña de la sesión y, como toda dueña, tengo razón y punto”, dijo y colgó: tú tú tú…

Este febrero, yo volví a México diez años después, no a resolver cosas inconclusas sino a revivir emociones. Y a vivir nuevas. No sé si eso entrará en el capítulo volver o en el capítulo ir. Pero, mientras paseaba, pensaba que, tal vez, sólo volvamos para aprender. Aprender a que no importa el por qué se vuelve sino el a qué se vuelve.

Esta rosca me hizo recordar todas aquellas cosas que uno hace, no para volver sino para mantener aquél lindo tiempo pasado siempre vivo en el presente. Y sonreí en mis pensamientos revueltos recordando muchas escenas de mi vida y aquellos lugares que quise y quiero: el colegio Don Bosco, el Ateneo, el Normal de San Justo… y no por haber sido edificios radiantes en sí mismos, sino por haber albergado decenas de historias con amigos y compañeros que guardo en ese rincón del corazón al cual quiero un acceso directo permanente desde el escritorio de mi mente. Para eso, afortunadamente, se creó el facebook... Uy, arruiné el final ¿no? Bueno, fue un chiste, che.

14 comentarios:

  1. Hola a todos! Tarde pero seguro, iniciamos la temporada 2011. Le agradecemos a todos los que en este verano hicieron llegar sus inquietudes vía mail, facebook o twitter y a todos los medios que se hicieron eco de este blog.
    Como el año pasado, tendremos dos post por mes uno a comienzos y otro alrededor del día 21, y esperamos cumplir con las expectativas de todos. En la próxima entrega, un homenaje a Alejandro Dolina. Saludos a todos!!!

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  2. estaba pensando... (grave un domingo...): cuando uno dice, "andá a la c... de tu madre", está queriendo decir "volvé por donde viniste así resolvés tus problemas pendientes desde q naciste???"...

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  3. tremendas reflexiones las que nos tirás un domingo ventoso...por las dudas me aferro fuerte al presente así no me lleva el viento hasta ningún conflicto irresoluto del pasado, muchas veces me he encontrado en situaciones del tipo que planteás en tu 1º blogadito de 2011, y coincido contigo en que es mejor ir pa 'lante...
    beso! mariana

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  4. "Volver", todo un tema. Pero coincido en que hay diferencias: no es lo mismo volver con la frente marchita que volver con la sonrisa floreciente. En ese caso, lo compulsivo cede terreno a los bellos recuerdos. Pero también, hay gente que no tiene dónde volver, ni siquiera con sus recuerdos. Por eso, es importante el presente, porque es donde-cuando se construyen los "lugares" adonde volver con la sonrisa. Y este, pro ejemplo, es buen lugar adonde volver cada tanto, para sonreir y hasta reir. Saludos y gracias.

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  5. Yo vuelvo a felicitarte.

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  6. Volver ó revolver... esa es la cuestión...

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  7. ES CIERTO QUE LOS HUMANOS ENEMOS ESA COSTUMBRE DE VOLVER A RECORDAR COSAS PASADA. YO TAMBIÉN LO HACÍA HASTA QUE COMPRENDÍ QUE NO ERA BUENO. Y AHORA TRATO DE VIVIREXCLUSIVAMENTE EN PRESENTE, NI SIQUIERA EN FUTURO. ES QUE CREO QUE YA DE FUTURO NO ME QUEDA MUCHO.JA JA JA

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  8. Muy bueno, Cecilá. a mí también me gusta volver, pero a los buenos recuerdos. Los malos, los dejo lejos, sólo para los tengo para no caer otra vez en lo mismo.
    Besos!

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  9. Felicitaciones Cecilá, es el premio a la tenacidad, al esfuerzo, a la vuelta una y mil veces a esos comentarios chispeantes, emotivos, reflexivos.....o sea....volver, ahí, donde mejor estás, sentadita frente a la pantalla de compu....escribiendo, Tu lugar, tu útero?
    patri

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  10. Quién puede asegurar que el acto de volver, más allá de lo que remita, es un acto hecho en el presente? aunque volvamos, estamos dibujando un nuevo presente. Tal vez, empecinados, queriendo seguir el trazo hecho en algún otro momento, pero imposible, porque cuando se trata de la vida, siempre se escribe a mano alzada y eso implica la espontaneidad del trazo, aun en la copia. A veces se necesita de una guía para dibujar. No siempre se puede innovar. Muy bueno!!!!

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  11. Será que volver da menos miedo que ir a lo nuevo? Muy bueno, che.

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  12. Gracias, Mari, puede ser que la raíz de ese insulto tenga connotaciones filosóficas, aunque no entiendo, en ese caso, qué significa aludir a la abuela, o, peor, a la vaca, a la lora.
    Muchas gracias Mariana, Jorge y Alemó. Pablo, lindo acierto de letras, Laura y Patri: y sí, escribiendo uno exorciza un poco esos fantasmas.
    Gracias también a Laura y Pablo.

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  13. El gordo vuelve a engordar, el adicto vuelve a consumir, la ex vuelve a llamar, el tipo vuelve a cuernear... no hay delicia más grande que volver. No sé de filosofía ni de psicología, pero, a veces, volver está bueno. Saludos!!

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