domingo, 21 de noviembre de 2010

JUSTO A TIEMPO (Oda aplausística)

En el día internacional de la música (22-Nov),
este texto está dedicado a todos los músicos del mundo.

El primer acorde que escuché, la primera vez que fui a un show, fue un arreglo "a capella" cantado a cuatro voces, y me inundó tanto que me paralizó: Lóllipop-Lóllipop-pá-paúmba-pará-badá. No significaba nada, pero a mí no me alcanzaban los oídos para escuchar. Algo había estallado dentro de mí y las secuelas eran todas buenas. Buenísimas. Hoy, a casi 25 años de aquel entonces, sigo sintiendo la misma inconmensurable sensación cada vez que empieza un recital. Es que, de todas las ramas en las que se manifiesta el gran árbol del arte, la que más me emociona es la música y, dentro de la música, por una cuestión generacional, el rock.

Sí, me llamo Cecilia, cuya santa es la patrona de la música. Sí, mi hermano, y todos sus amigos, son músicos. Sí, mi viejo siempre se animó a cantar (y, todavía, se anima). Sí, nací en los setenta, justo cuando, en Argentina, el rock tenía una razón de ser más allá de lo musical, una brújula ideológica que lo guiaba, una vida propia que trascendía tiempo y espacio. Con eso, crecí y de eso estoy hecha, como muchos otros de mi generación.

Por eso, en mi casa, no se sorprendieron cuando me transformé en periodista de rock. Y, si bien adopté costumbres que aun hoy mantengo (como saber cuánto dura un show, cuántos temas se cantaron, cuántos invitados hubo, cuántos cambios de vestuario o de guitarra hizo el artista o cómo estaba conformada la banda que lo acompañó), nunca dejé de ser espectadora.

Y tanto es así que, cuando se hace presente la conexión, el aplauso se me vuelve la emoción más pura por ser el resumen más fiel de la relación entre artista y público. Es cuando nosotros decimos gracias, gracias por la música, gracias por la poesía. Y, aunque se mantenga el anonimato y la distancia, el del aplauso es el momento de mayor intimidad entre el músico y sus seguidores. Por eso, cada vez que aparece esa magia, aplaudo con las manos bien abiertas, como si en cada golpe les devolviera parte de esa felicidad que tanto dan.

¿Lo dije?, nací justo a tiempo. Justo cuando el cine argentino caía en comedias lavadas. Cuando la TV estaba tomada por Neustandt y todo sonaba a marcha militar, hasta la canción del mundial ’78. Justo cuando, para conseguir una buena entrada, había que hacer filas de horas y horas. Justo cuando todos los artistas que tenían algo para decir, lo decían. Justo cuando el “movimiento rock” englobaba a todos y les permitía la entrada a músicos como Piero, Víctor Heredia, Sandra Mihanovich, Silvio Rodríguez y la negra Sosa.

Es cierto, puedo aceptar que la tele se veía en blanco y negro, que para cambiar de canal había que pararse e ir hasta ella y que no había dibujitos toooodo el día. Recuerdo clarito, clarito que, para jugar a un video juego, había que pagar cada ficha, por lo que perder tenía otro sabor más amargo. Admito que no había PC, que los cines 3D eran un fiasco y que la Coca Cola era carísima y se accedía a ella, únicamente, en los cumpleaños. Además, si te olvidabas de algún nombre, no había forma de googlearlo en Internet y pasabas días tratando de recordarlo.

Aun así, festejo haber nacido justito para coincidir con Badía y Compañía, para convivir con la plena vigencia de la “Marcha de la bronca”, para ver y escuchar, en vivo y en directo, el bombardeo al Buenos Aires de un fantástico Charly García, en Ferro, o para ser testigo de la dulce carraspera de León Gieco, el vuelo poético del flaco Spinetta, la juventud de los Abuelos, la irrupción de Fito Páez, el ascenso de Soda Stéreo, la frescura de Viuda e Hijas, el éxito irrespetuoso de Sumo, la magia de Virus, las femeninas descripciones de Silvina Garré, el descaro de Los Twist y de Suéter, los insólitos bailes de Fabiana Cantilo, la exquisitez de Pedro Aznar, el ritmo pegadizo de GIT, la avasallante voz de Juan Carlos Baglietto, los agudos de Celeste Carballo, los solos de Pappo o el pogo de los redondos.

En Bariloche, bailé con tres bandas que recién empezaban: Los decadentes, Los Pericos y Los Cadillacs. Y, en mis “veinti”, recibí a unos visitantes y a un agente secreto futbolero y, cuando sumé a Divididos, no tuve que restar a nadie.

Los que me conocen saben que rindo alabanza a una sola Reina; que, para mí, el Adán del beat está multiplicado por cuatro tipos de Liverpool; que no tomo café salvo que sea de Tacuba; que, cautivada por su primer disco, revolví cielo y tierra para conseguir el segundo CD de Julieta Venegas cuando, en Buenos Aires, nadie sabía quién era; y que, para mí, Uruguay es Jaime, Jorge, un negro que anda loco de amor, un cuarteto casi nuestro y una vela no muy limpia. Porque, sin banderas ni fronteras, cuando la música ES, no hay un Joaquín español, sino un andaluz madrileño que rima con “blues” y con “porteño”.

Gracias a los músicos, con el rock protesté, me emocioné, lloré una injusticia, me enamoré, me colé, salté, me divertí, bailé, me empapé, leí, canté, no dormí, me enojé, me asusté, chupé frío, corrí, me relacioné y cometí varias locuras. Pero, fundamentalmente, con el rock compartí. Y, lo mejor, es que lo sigo haciendo.

Eso sí, ahora, que no quiero hacer más filas a la intemperie, apareció Ticketek para comprar cómodamente la entrada de Paul McCartney con la tarjeta de Banco Francés y en campo VIP, para no tener que empujarme con nadie. ¿No lo dije? Nací justo a tiempo. Bah, dos meses antes, porque soy sietemesina (perdón mami, por el apuro).

18 comentarios:

  1. Mañana es el día de la música, y de mi santo también. En casa se festeja y yo siempre ligo algo (bueno). Entre otras cosas, nada me gusta más de mi nombre que esa unión emocional entre mi identidad y la música. Por eso, esta necesidad de honrar a quienes hacen de mi vida una peli con banda de sonido. Muchos quedaron afuera de la lista, espero que me sepan disculpar. No fue por olvido sino por espacio. Gracias a todos.

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  2. hermoso, Ceci. De ahí viene, entonces, esa sensibilidad tuya tan personal. Es como que ahora, te conozco más.

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  3. Un aplauso Cecilá!! Uff que emoción!! Me hiciste acordar de mi primer recital de los Redondos!!! Fue el big bang de mi universo musical!! Ya lo dijo Nietzsche,"la vida sin música sería un error!!

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  4. qué bueno!! me encantó!! bien sabés que me emociono tanto tanto tantísimo como vos en cada show, y de locuras y corridad y mojaduras también he disfrutado unas cuantas; comparto plenamente estas sensaciones y por suerte para mí muchas de ellas las hemos vivido juntas, no olvido jamás el recital de charly en el que estuve en primera fila gracias a tu celeridad para salir de raje a comprar las entradas para todos...y tantos otros recuerdos que despertaste en mí con este texto tan preciso y precioso ...de repente me hacen emocionar y hasta ponerme nostálgica. GRACIAS CECI!! por la música compartida, por convidarnos de esta forma tan tuya de contarnos las cosas y por tu sensibilidad por escrito y ao vivo!!

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  5. Me encantó . Creo que este blogadito es uno de los más emotivos quem escribiste. ESTÁ RE BUENO, y realmente te pinta de cuerpo entero, por que realmente sos una fanática de la música. No se si será influencia de tu nombre,pero conste que yo te lo puse sin pensar en la música.Te felicito por todo lo que hacés!!!

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  6. Gracias Alemó, ya se viene el blogadito que te tiene como co-protagonista. Gracias Nati! Mari, ja ja, veo que compartimos, también, el gusto por Nieztche. Mariana, en este instante recuerdo muchas anécdotas juntas, por ejemplo, cuando hicimos doblete de shows, con producción feminística en el medio (en un McDonald!). Por último, gracias Mami, sé que no me pusiste el nombre por eso, pero creo que con insistencia (con muuuucha insistencia), tal vez hubieras sido una buena pianista. Saludos a todos.

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  7. Muy linda nota, Ceci. Se nota que la música, y especialmente el rock, es lo tuyo.

    Justo en este momento, en el que la música parece desvalorizada, hay que recordar lo importante que fué en la formación de generaciones enteras.

    Viva la música!

    Aunque para mi la verdadera reina es Madonna, el Rey tuvo su palacio en Graceland , su sucesor el Rey del Pop no ha dejado herederos.

    Solo nos queda el Duque Blanco.

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  8. bueno, que puedo decir yo de la musica justamente, me emocione y y me identifique hasta las lagrimas, gracias y feliz dia !!

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  9. FELIZ DIA DE SANTA CECILIA!! PARA MI PILI DE MI CORAZON. ME EMOCIONA CON QUE FERVOR NOMBRAS A TODOS LOS MUSICOS, ELLOS DEBEN ESTAR ORGULLOSOS!
    TE FELICITO PORQUE ENCUENTRO TANTO SENTIMIENTO EN ESTAS PALABRAS QUE ME EMOCIONA, ASI COMO ME EMOCIONO TU NACIMIENTO ""JUSTO A TIEMPO"" PARA DESCUBRIR QUE LLEGABAS A NUESTRA VIDA. BESOS TIBABEL

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  10. Qué buen resumen musical el de los ochenta! Muy bueno. Diego.

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  11. Yo en los ochenta era ya grandecita. Pero igual los disfrute muchisimo !!!! Que buen relato retrospectivo para todos aquellos que nos gusta la musica. LLego "justo a tiempo" para seguir disfrutando.

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  12. hermoso ceci, me emociona saber que muchas de esas locuras por la música las vivimos juntas. hoy no estoy muy "llena de palabras" para explayarme pero bue, otra vez te canto las cuarenta mejor...
    besos y felicidades querida,
    anía

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  13. Muchas gracias César, sabés que, aunque con diferencias de títulos de nobleza, compartimos mucho el gusto por la música. Gracias tía, gracias Susi, Diego y Edi. Cecilita y Anía, párrafo aparte porque, sí, con ustedes también hay historias recitalescas con persecusiones callejeras y noches de concierto hasta las 9 am del día siguiente. Nada de esto hubiera sido posible de no ser por "nuestros" músicos contemporáneos. A propósito, gracias a todos los músicos que saludaron por facebook (usuario cecila blogaditos), por twitter (usuarios @blogaditos) y por mail (cecila@blogaditos.com.ar). Y gracias a Diana, Cristian, Diego F., Diego M. y Laura por sus comentarios, y a Mavi, Joey y Campanita por compartir el texto en sus propios muros.

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  14. Muy bueno, che. Me pegué un viaje a los ochenta. Gracias por el ticket.

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  15. Bueno, yo nací un poco antes, pero comparto el placer por la música, aunque mi referente sea Sinatra. La música clásica también es fabulosa. Contra lo que muchos piensan (dejándose llevar y al no tener letra) la música clásica se vuelve mucho más transmisora de emociones que la música actual. Pero, vale. Cada uno nació en su propio "justo a tiempo". Me encantó.

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  16. Nuevamente gracias a todos los aquellos que dejan sus comentarios aquí, allá y en todas partes. Gracias Maga y Raúl, gracias Fede, por el mail, y gracias a los músicos que saludaron vía facebook. Nunca creí que iba a poder decir esto pero, sí, lo voy a decir: gracias Pieeeeero.
    Saludos a todos!

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