jueves, 14 de abril de 2011

DIME DE QUÉ TRABAJAS Y TE DIRÉ CÓMO ERES

“¿Hoy qué comemos, pizza o empanadas? ¿Las pedimos o las hago? ¿Compro Pepsi o Coca Cola? Y el helado, ¿de chocolate o de frutilla?”. Mariló trabaja en una consultora de opinión y se pasa las seis horas de su vida laboral dando opciones a sus entrevistados. Vive en un constante multiple choice y, cuando habla, gesticula exageradamente y mira sin ver. Pero no es la única que se lleva trabajo a casa. Cuántos hijos de docentes pueden confirmar lo que digo. Cuántas esposas de militares han hecho “carrera a mar” hasta el súper cuando se quedaron sin sal para la cena. Cuántos padres de hijos médicos padecen sus persecuciones respecto de lo que se puede hacer y lo que no, a cierta edad. Por eso, si te vas a casar con alguien, fijate primero de qué trabaja.

En mis años de trabajo en un estudio jurídico, mientras estudiaba en la universidad, más de una vez he atendido el teléfono de casa diciendo “Estudio, buenos días”. Y, aunque no mentía (en verdad estudiaba), más de uno se ha reído de mi nivel de stress. Pero otras costumbres se pegan sin necesidad de estar a mil, incluso quienes repiten comportamientos laborales lo hacen con plena felicidad, como confirmando que esa es su vocación.

Mi primo Yulicól, profesor de inglés, le habla in ínglish a su hijo de un año y mi amiga Cecivá, actriz, es acusada de abusar de sus habilidades cada vez que reclama por algo en el seno familiar. Por suerte para su marido, es comediante y no actriz de telenovela.

Otra amiga, Susiví, médica traumatóloga especialista en pies, mira permanentemente para abajo, y no como Luisa Albinoni para no ver a los hombres a la cara, lo hace para examinar las pisadas de todos los que la rodean y diagnosticar, si hiciera falta, la causa de esa chuequera.

Claro que los periodistas no estamos exentos y, conociendo a tantos, puedo hacer un extenso mea culpa del “me llevo trabajo a casa”. El periodista gráfico observará y preguntará de tanto en tanto, pero abandonará la charla, sin hablar, con la firme convicción de saber qué se dijo y quién lo dijo. El de radio, en cambio, improvisará un resumen de lo charlado, casi como si fuera el vocero de la verdad; mientras que el televisivo se la pasará, disimuladamente, haciendo redondeles en el aire con su dedo índice si uno se extiende en su alocución.

Los que trabajan de muñecos, en cambio, sí la tienen bien difícil. Imagino una postal hogareña de quien trabaja de empanada, bailando en los semáforos: cada tanto, se levanta y se pone al lado del televisor, moviendo sus caderas si es mujer, moviendo sus manos si es hombre (el hombre, por definición, se rehusará siempre a mover las caderas). Será divertido, durante la primera hora, hora y media; después, te la regalo.

Mejor suerte deben correr los familiares del hombre araña, que seguramente intentará trepar por la baranda de las escaleras, si las hay, o de la reja de alguna ventana, lejos, por tanto, del televisor. Pero debe ser dificultoso, en cambio, para quienes viven con la momia, el luchador “sordomudo” de Titanes en el Ring, sobre todo para comunicarse o para pedirle que se haga una corridita hasta la panadería: imposible. Y ya en el extremo de estas profesiones artísticas tenemos al que trabaja de estatua: Dios mío, vivir con ellos debe ser aburridísimo, aunque barato ha de salirles los gastos.

Las esposas de los sepultureros la tienen de buenas si cuentan con un terrenito y les gusta renovar seguido sus plantas, sino, a esconder las palas porque en cualquier momento les cavan las cerámicas en pleno comedor.

La mujer de un mozo correrá con el beneficio de que su marido le recogerá la mesa todos los días, pero con el problema de que deberá dejarle propina por ello. Y en la casa de un taxista tendrán el auto casi siempre a disposición (menos cuando llueve, por regla), pero deberán darle charla todo el viaje y lidiar con el cambio chico cuando baja del auto.

Así, me vienen a la cabeza infinidad de profesiones, asociadas a su adjetivo más representativo: con un cónyuge carnicero tendrá un matrimonio peligroso; con uno croupier, uno divertido para la baraja, si no le molesta perder siempre; con una bancaria, gozará de prosperidad (mientras no quiera disponer de su dinero); con una psicóloga, tendrá sus problemas asumidos (eso no implica que estén resueltos, para eso dirigirse a una abogada, que si no se lo resuelve, lo convencerá de que es mejor así; un esposo ingeniero le garantizará una vida social inexistente aunque tendrá todos sus electrodomésticos andando (o, al menos, desarmados en proceso de reparación); y uno albañil, una convivencia en permanente refacción.

En el opuesto, hay infinidad de profesiones y oficios que, una vez en casa, dejan al descubierto lo poco que se hace en el trabajo… no se pongan nerviosos, no vamos a listarlas porque sería demasiado extenso.

10 comentarios:

  1. Acabo de darme cuenta de lo que debe soportar mi hijo, hijo de madre comunicadora social, periodista, diseñadora gráfica, profesora de yoga y docente universitaria...: etiquetas y carátulas de cuadernos "caseras" (pero profesionales), crítica y análisis de contenido de Cartoon Network, cuando se encapricha debe sentarse a hacer ommm ommm hasta que se le pasa (en lo que el pequeño pasó a denominar "truco para estar tranquilito"), sesión de reiki antes de dormir con música de flautas chinas(pq el análisis de contenido de Cartoon dio q no se puede ver antes de dormir...)y hacer stop en el momento más divertido cuando vamos saltando y cantando sapo pepe por la calle y nos cruzamos con un alumno de la universidad que mira con cara de "qué parecida a la profe... o es la profe...?" y que tengan la bondad de hacer q no me vieron!!

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  2. es tal cual ya lo has ecrito tu por mi.tambien habia que escribir, profundizando en el dano que un o les hace a los hijos. Chiara ya da clases de mimo en la escuela, durante matematica, pero no se sabe las tablas...

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  3. Excelente Ceci!
    A mi me cargan muchas veces porque entro a casas ajenas y las "ojeo" de punta a punta como si fuese un vil tasador martilleril... (sic)
    Jajajaja

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  4. MUY BUENO EL BLOGADITO. MENOS MAL QUE NO DIJISTE DEMASIADO LOS DOCENTES, SEÑAL QUE NO TE AFECTÓ TANTO SER HIJA DE DOCENTE ¿ O NO SERÁ QUE NOS PUSISTE EN EL ÚLTIMO GRUPO ? QUIERO PENSAR QUE NO, PERO LA DUDA ESTÁ INSTALADA...

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  5. Ay Mari, Mari, volviste al primer puesto. Puedo dar fe, señores que no está fantaseando: todo lo que dice, es cierto. Gracias Alemó por su presencia. Cecilita es, en este juego de blogaditos, Cecivá (derivado de Cecilia Valenti, quien colaboró con su creatividad en el blogadito "Palabras más, palabras menos") y, sepan que, viviendo en Italia, se complica el uso de la eñe: su "dano" es "daño". El "un o", en lugar de "uno" ya corre por cuenta de sus deditos un poco rebeldes (Gracias Ce!).
    Polpaulino, también doy fe que es un ojeador profesional, pero eso sí, donde pone el ojo...
    Muchas gracias Mami, y no, no me afectó tu profesión (tal vez arrastro un poquito esa vocación, también yo). Quedate tranquila que los docentes no están, por lejos, en el grupete que no hace nada.

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  6. No quiero ser pájaro de mal aguero, pero que le espera, entonces, a los maridos de las nutricionistas! Comer semillas y ensaladas de por vida! y, cada vez que se van a clavar un choripan, que les recuerden cuantas calorías están engullendo.
    Juan

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  7. De acuerdo con vos Juan, pero como me contaron, no sé si la tienen de parabienes los maridos o esposas de estripers: mucho dancing, mucho músculo y curvas generosas pero se te van de la habitación después del show! "Así, no", diría Mirta. Besos!

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  8. Yo de chico quería ser astronauta, de lo que se salvó mi mujer, de tener un marido siempre en la Luna... bueno, a lo mejor hubiera sido mejor que un marido que le quiere enseñar todo el tiempo el reglamento de todos los deportes... sí, soy profe de educación física.

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  9. El otro día una amiga me comentó de un caso en el que el marido de la pareja es abogado, fiscal, dedicado al rubro penal. Imagino a la esposa soportando acusaciones todo el tiempo, incluso de falso testimonio. Pero, bueno, por suerte no se lleva tanto trabajo a casa. Gracias por los comentarios!

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